Confesiones de una sagradeña en Madrid | inSagrado

Confesiones de una sagradeña en Madrid

La estudiante Leandra Rosario Alvarado cuenta algunas de sus experiencias durante su participación en el programa de movilidad estudiantil en Madrid.

Foto Suministrada

Por Leandra Rosario Alvarado
Estudiante de Comunicación General
Participante de Movilidad Estudiantil

Soy Leandra Rosario Alvarado, estudio Comunicación General Gerencial y estoy en mi tercer año en Sagrado. Durante este semestre he participado en el programa de movilidad estudiantil en Madrid en la escuela de ESIC Business y Marketing y confieso que ¡me encanta!

Lo que me motivó a irme de intercambio – o como lo llaman aquí, Erasmus – fue el hecho de querer salir de la rutina, aprender sobre una cultura diferente y conocerme a mí misma, ya que nunca había vivido sola y esta experiencia me daba un poco de miedo. Además, hasta ahora siempre había dependido de las personas a mi alrededor para atreverme a hacer muchas cosas.

No les voy a negar que al momento de encontrarme camino al aeropuerto, “lloré como una Magdalena”. Sabía que había llegado el momento en el que iba a estar sola durante seis meses en un lugar que nunca había visitado en mi vida, sin mi familia, amigos, e incluso sin mi perrita.

Confieso que no fue fácil al principio. Durante mi primer día en la universidad reunieron a todos los estudiantes de intercambio y allí conocí a muchas personas. Todos estábamos pasando las mismas circunstancias: un lugar desconocido y sin conocer a nadie.

Foto Suministrada

Por fin  encontré un grupo con el que sentí que podía compartir; sin embargo, cuando intercambiamos los horarios para ver qué días nos podíamos ver, descubrimos que estos no eran compatibles. Todas las personas con las que hablé tomaban las clases en inglés y en un horario nocturno, y mis clases eran en español y en la mañana. Las personas con las que ya me había ilusionado, con las que pensaba compartir durante mis horas libres estarían disponibles solo los fines de semana; pero esto no me desanimó.

Al llegar el primer día de clases nadie me habló, ni yo le hablé a nadie. ¿Por qué? Pues no los entendía. Lo sé, “en España se habla español”, pero hay muchas palabras con significados diferentes o que simplemente no utilizamos. Por ejemplo: mazo, mola, vale tío entre muchas otras. ¡Y que no se me olvide el acento! Este es muy diferente y cambia dependiendo en qué parte de España estés. Hasta el día de hoy se me hace un poco difícil entender lo que dicen, pero ya conozco mazo de tíos y tías (muchos chicos y chicas).

Durante mis meses de intercambio en Madrid he descubierto que los profesores son muy buenos y si no entiendes, te explican. De de igual modo, si ellos no te comprenden te preguntan. Esto me enseñó que la mejor manera de sobrepasar estos retos comunicativos es preguntando sin miedo.

Definitivamente esta experiencia me ha ayudado a conocer diferentes lugares y muchas personas de diversas partes del mundo entre ellos China, Rusia, Finlandia, Escocia, Alemania, Bélgica y Madrid, y sus diferentes costumbres y tradiciones. También aprendí a conocerme mejor, pues, me ha impulsado a hacer muchas actividades que jamás había hecho, a tomar riesgos, a no quedarme encerrada por miedo a perderme, confiar en mí y tomar las riendas de mi vida. Y es que, si no lo hago yo, ¿quién lo va a hacer?

¡Realmente Madrid me encanta! Las personas son muy buenas, las siestas son estupendas, la comida es riquísima y si me dejan me quedo a vivir por acá. Realmente les recomiendo que se atrevan a salir a conocer otras partes del mundo. Participen del programa de movilidad estudiantil; es una experiencia enriquecedora. Le doy gracias a Dios por darme esta oportunidad y a mi madre por apoyarme y ayudarme con todo. Si me dan la oportunidad, me voy de intercambio de nuevo.

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