Religiosas del Sagrado Corazón en Haití | inSagrado

Religiosas del Sagrado Corazón en Haití

En el año 2000, como fruto de un análisis de la realidad puertorriqueña y caribeña, las Religiosas del Sagrado Corazón de la Provincia de Puerto Rico hicieron una opción por el pueblo de Haití. Desde entonces, hemos estado viviendo, acompañando y gestando procesos educativos desde la perspectiva de la Educación Popular. Del 2000 al 2010 estuvimos insertas en un pueblito llamado Verrettes. Allí levantamos con la gente un proyecto educativo llamado Manos Unidas.

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Foto: suministrada

 

Por Madeline Ortiz Rivera, rscj
Directora Centro de Pastoral Sagrado

En el 2010, con el deseo de responder mejor a las necesidades de este pueblo, decidimos abrir un proyecto en Puerto Príncipe en la línea de la Salud. La comunidad de las Religiosas del Sagrado Corazón al servicio del pueblo haitiano es una internacional. Está compuesta por dos religiosas españolas, una es médico; una puertorriqueña, una chilena, una africana, y una joven haitiana en proceso de formación. Cada una según su don y talento, aporta al Centro.

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Foto: suministrada

Vivimos en el barrio Caradeux en Puerto Príncipe, que prácticamente es un asentamiento de familias que perdieron todo con el terremoto del 2010, y que todavía al día de hoy, viven con un toldo puesto como techo.   En este lugar desolado por la erosión, castigado día tras día por el sol, sin árboles, sin carreteras pavimentadas, donde el polvo te maquilla el día entero, hemos habilitado un espacio de enfermería para atender a la gente. Temprano en la mañana ya se agolpan a la puerta del Centro alrededor de unas 60 personas.

El hambre y la desnutrición, la falta de medicamentos, la fragilidad de las chozas, la falta de médicos, de servicios de hospital, son parte de la realidad que acontece en Haití. Crear un Centro de Salud Integral en el cual podamos ofrecer servicios de salud básicos a hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos es para nosotras la forma en la cual manifestamos el Amor de Dios a este pueblo tan pobre y marginado, descartado por el sistema económico operante, apostando y posibilitando una vida digna, garantizando unos servicios a los cuales debe tener acceso todo ser humano en esta tierra nuestra.

 

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