La asistente administrativa de la Facultad Interdisciplinaria de Estudios Humanísticos y Sociales cuenta cómo Sagrado le permitió desarrollarse profesional, emocional y espiritualmente.
Por Nicole M. Ortiz Marrero y Yanmarie S. Santiago Colón
Cualquier persona que se ha graduado de Sagrado o continúa estudiando aquí puede reafirmar este detalle: nuestra comunidad es sumamente unida. Desde que entras por los portones, sientes la aclamada mística que siempre la ha distinguido.
Para Carmen Vázquez Díaz, asistente administrativa de la Facultad Interdisciplinaria de Estudios Humanísticos y Sociales (FIEHS), Sagrado siempre ha sido su casa. Fue el primer lugar que creyó en ella y le permitió desarrollarse profesional, emocional y espiritualmente.
Con más de 40 años de servicio, ha visto la institución cambiar, crecer y transformarse. Asimismo se ha desempeñado en varias unidades. Su primera oportunidad la obtuvo bajo la antigua División y Extensión de Educación Continua, hoy la Escuela de Estudios Profesionales Sagrado Global.
“En Sagrado más que mi trabajo, tengo una familia”.
Carmen Vázquez Díaz
Según continuó su desarrollo profesional, compartió el salón de clases con sus hijos “Manolo” y Xavier; y de alguna manera, esa confluencia le abrió un espacio para ellos ser más cercanos.
“Sagrado es especial. Me permitió estudiar, me dio el espacio que necesité para criar mis hijos y después hasta los tuve de compañeros mientras estudiaba”.
Carmen Vázquez Díaz
Por otra parte, Carmen considera que el desarrollo de una persona es hasta el “último suspiro”, porque entiende que la vida va más allá de los límites estandarizados. Su cotidianidad es reflejo de su jovialidad y disfruta cada aprendizaje que le tiene preparado el porvenir.
“La alegría no tiene edad”.
Carmen Vázquez Díaz
En definitiva, nuestra universidad le ha dado muchas oportunidades para crecer y tomar decisiones que realmente la llenan y la hacen feliz. Los años pasarán y su expediente de vida se quedará enmarcado en cada espacio sagradeño.