
Por Centro Sofía
La segunda jornada de las Jornadas de Teología 2025 ofreció una inmersión lúcida y apasionada en el acompañamiento pastoral universitario desde la perspectiva ignaciana. El ponente invitado fue el P. Andrés Hernández Caro, SJ, director del Centro Pastoral San Francisco Javier de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, quien compartió una propuesta teológico-pastoral articulada, anclada en la tradición educativa de la Compañía de Jesús y profundamente contextualizada en los desafíos de nuestro tiempo.
La conferencia comenzó con un recorrido por la filosofía del acompañamiento en la educación jesuita, donde Andrés subrayó que la excelencia académica no puede separarse del cuidado espiritual y humano. Recordó que la formación ignaciana apunta a desarrollar todas las dimensiones del ser humano, en la convicción de que al formar personas se cultiva también la presencia de Dios en lo humano.
Uno de los núcleos de su intervención fue la centralidad de los Ejercicios Espirituales como paradigma del acompañamiento. Inspirado por el legado de Ignacio de Loyola, Andrés presentó el acompañamiento como una forma concreta de amor encarnado, donde la palabra, la conversación y el discernimiento permiten a cada persona descubrir la acción de Dios en su vida. Citando el n. 54 de los Ejercicios, describió esta relación como el diálogo entre amigos: “como un amigo habla a otro”.
A lo largo de la conferencia, se fue tejiendo la historia de transformación pastoral de la Javeriana: desde el paso de las capellanías al modelo de sector pastoral universitario, la consolidación de programas como Contigo en el Camino, y la inserción del acompañamiento más allá del ámbito estrictamente espiritual, hasta abarcar procesos de formación, liderazgo y servicio. Esta evolución refleja una convicción eclesial: el acompañamiento es hoy un ministerio apostólico fundamental.
Andrés articuló con claridad la teología del acompañamiento, afirmando que esta práctica no es accesoria sino constitutiva del modo en que entendemos a Dios: un Dios que conversa, que pregunta, que se revela en el encuentro sincero. Esta teología se expresa en claves trinitarias, relacionales y humanizantes, y se nutre de la experiencia de quienes acompañan con humildad, memoria espiritual y formación continua.
La jornada concluyó con un ejercicio de reflexión grupal, en el que los participantes dialogaron sobre sus propias experiencias de acompañamiento en contextos diversos (hospitales, escuelas, parroquias, universidades). Se enfatizó la necesidad de criterios comunes: escucha activa, inclusión, hospitalidad y formación específica. Desde ahí, Andrés propuso una consigna pastoral para este tiempo: acompañar no desde la funcionalidad ni desde los roles, sino desde la gratuidad del amor que conversa y sostiene.
Esta segunda sesión reafirmó que la universidad puede y debe ser un espacio espiritual, donde el acompañamiento no solo responde a necesidades pastorales, sino que genera cultura, comunidad.