Sin lugar a dudas uno de los espectadores que más disfrutará del eclipse solar total será nuestro vicepresidente de Asuntos Académicos, el Sr. Pedro Fraile Romeu, quien fue testigo de un evento similar el 11 de julio de 1991, en Cholula, México.
Por Dr. Pedro Fraile Romeu
Vicepresidente de Asuntos Académicos
Este año, al igual que todos los puertorriqueños, podré disfrutar de aproximadamente un 80 por ciento de este fenómeno astronómico que atrae la atención tanto de la comunidad científica como la del público en general.
A diferencia de todos los avances tecnológicos que transmitirán el eclipse del día de hoy, el espectáculo del 1991 fue un hecho que pasó a la historia tanto por su rareza, como por la oportunidad que presentó la tecnología de la época para registrar este acontecimiento. Y es que las cámaras y videos lograron capturar con bastante claridad cómo un día común quedó en penumbras por varios minutos maravillando a las personas a través del mundo.
En el mes de julio de 1991 viajé con mi familia a México para presenciar lo que para aquel tiempo se conocía como el último eclipse solar total de siglo 20, conocido como el eclipse del fin de siglo.
El eclipse solar total surge cuando la Luna se posiciona entre el Sol y la Tierra creando una sombra que puede total que puede extenderse por vaios minutos.
Aunque llegamos a Ciudad México nos informaron que el mejor lugar para disfrutar el eclipse sería en las ruinas aztecas en Cholula donde no habían los grandes edificios de la capital. El camino fue largo pero lleno de emociones.
Desde nuestra llegada a Cholula pude sentir la expectativa que permeaba el ambiente. En el área pude ver la creatividad de las personas mientras se preparaban para observar este acontecimiento. Un aspecto que no puedo olvidar es la pantalla que indicaba la hora y marcaba la cuenta regresiva para ver el eclipse en su totalidad. Además, en todas partes se vendían camisetas conmemorativas de la ocasión.
Cerca de la 1:00 p.m. comenzó el conteo, se nos indicó que uno de los aspectos más interesantes de este fenómeno eran los cambios en la conducta de los animales, especialmente la de los pájaros.
Aproximadamente la 1:24 p.m. inició lo que se conoce como el periodo de totalidad del eclipse solar. Durante este tiempo, que se extendió solo por varios minutos, todo se puso en penumbras excepto el horizonte donde pude ver una línea blanca mostrando la presencia del Sol. Además, las luminarias de las calles se encendieron como si repentinamente hubiese llegado oficalmente la noche. Fueron momentos inolvidables que hoy podremos volver a disfrutar en Puerto Rico, aunque sea en una forma parcial.