Día Internacional de la Mujer Trabajadora
DECLARACIÓN
Hoy 8 de marzo de 2017 se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Como siempre, esta conmemoración y su aspiración de justicia y equidad para la mujer tienen un significado especial para la Universidad del Sagrado Corazón.
Nuestra Universidad nació de un proyecto educativo de mujeres, por mujeres y para mujeres. Al momento de la fundación de la Sociedad del Sagrado Corazón en 1800, no había escuelas para mujeres ni mujeres en puestos de profesoras. Santa Magdalena Sofía y sus hermanas tuvieron como propósito fundamental remediar esta situación y renovar la sociedad por medio de la educación de la mujer.
Con el paso del tiempo, este proyecto educativo de solidaridad y transformación social se expandió para alcanzar a todas las personas, sin importar su género. Pero nunca podemos olvidar nuestras raíces en el proyecto de Santa Magdalena Sofía de justicia y equidad para la mujer. Ese mismo impulso solidario—ahora proyectado a todos los seres humanos, anima todo nuestro proyecto educativo.
Nuestra misión expresamente dispone que eduquemos personas en la libertad intelectual y la conciencia moral dispuestas a construir una sociedad más auténticamente cristiana; sociedad que definimos como una comunidad solidaria en la justicia y la paz.
Esta comunidad a la que aspiramos y por la cual trabajamos está amparada en el principio fundamental de la dignidad inviolable de cada ser humano. Somos hijos e hijas de Dios, con un derecho sagrado a una vida plena. No debe haber espacio ni tolerancia en esta comunidad para el discrimen, el abuso o la violencia contra las mujeres, ni hacia ninguna otra persona.
Hoy 8 de marzo, nos unimos a todas las voces del mundo para reconocer las valiosas y heroicas contribuciones de innumerables mujeres que han dado y siguen dando lo mejor de sí para construir un mundo de equidad y justicia para todas las mujeres.
En particular reconocemos las aportaciones de todas las mujeres que construyeron y, cada día construyen, la Universidad del Sagrado Corazón y de todas nuestras ex alumnas cuyas vidas dan elocuente testimonio de nuestra misión.
En este Día Internacional de la Mujer Trabajadora nos unimos también al Paro de Mujeres, actividad convocada por mujeres y apoyada por más de 50 países a través del mundo para honrar las luchas de las mujeres que en todos los tiempos y en todas partes han trabajado por promover los derechos que hoy nos cobijan y para denunciar la violencia y la discriminación que siguen viviendo las mujeres por razón de ser mujeres.
Paramos y nos unimos porque a pesar de los logros alcanzados, cuando examinamos el estado de los derechos humanos en nuestro entorno vemos que las mujeres siguen siendo las más pobres, las peor remuneradas en el empleo y las víctimas más frecuentes del incesto, la violación, el hostigamiento, la violencia doméstica y otras manifestaciones de la violencia de género.
Paramos y nos unimos para denunciar la falta de representatividad en los espacios donde se toman decisiones que afectan de manera particular a las mujeres y por consiguiente a su prole.
Paramos y nos unimos porque la deuda pública y la crisis económica amenazan con limitar aún más las oportunidades de desarrollo de las mujeres, particularmente las jefas de familia y sus hijos e hijas.
Paramos y nos unimos porque no se reconoce que las tareas domésticas y de cuidado son trabajos que no se remuneran y suman varias horas más a nuestras jornadas laborales, y luchamos por un retiro digno y un salario mínimo que nos permita disfrutar de nuestro tiempo de ocio.
Paramos y nos unimos porque el trabajo, los sacrificios, las aportaciones y las vidas de las mujeres no pueden seguir siendo invisibilizadas en nuestra sociedad.
Paramos y nos unimos para rescatar la memoria de nuestras ancestras cuyas vidas y aportaciones han sido minusvaloradas por ser mujeres, por ser negras, por ser pobres.
Paramos y nos unimos para denunciar las injusticias de un sistema de creencias y normas sociales, económicas, religiosas, políticas y culturales que tienden a devaluar las experiencias y los conocimientos de las mujeres, privilegiando las experiencias y los conocimientos de los hombres.
Paramos y nos unimos para afirmar que las voces, los talentos y las experiencias de las mujeres son valiosas y sin ellas es imposible la vida y el desarrollo.
Paramos y nos unimos para reclamar el derecho sobre nuestras vidas, nuestra salud y la integridad de nuestros cuerpos.
Paramos y nos unimos por nuestra salud y la de nuestro medio ambiente y demandamos la protección y el respeto a nuestra tierra y nuestras comunidades.
Paramos y nos unimos porque demandamos poder transitar las calles de forma segura y libre de acoso.
Paramos y nos unimos para exigir una educación crítica que promueva la equidad de género como acercamiento para promover relaciones no violentas, justas, inclusivas y solidarias en nuestra sociedad.
Paramos y nos unimos en solidaridad con el estudiantado, emplead@s y la facultad de la Universidad de Puerto Rico en su reclamo por una universidad de excelencia, accesible y al servicio de todo Puerto Rico; Universidad en la que laboran miles de mujeres y cuyas egresada han contribuido al desarrollo de nuestro país.
Paramos y nos unimos para denunciar las exclusiones causadas por los prejuicios y las inequidades sociales: por las mujeres confinadas, por las mujeres sin techo, por las mujeres adultas y viejas, por las mujeres con discapacidades.
Paramos y nos unimos para denunciar la trata de mujeres y niñas.
Paramos y nos unimos para para exigir respeto para las personas inmigrantes y desplazadas.
Paramos y nos unimos para para asegurar que se respeten los derechos humanos de las mujeres lesbianas, transgéneros y transexuales.
Paramos y nos unimos porque tenemos fe en nuestro valor personal, en nuestra fortaleza colectiva, y sobre todo en el mensaje liberador y la invitación de Jesús a las mujeres a que seamos testimonio de su amor, luchando para que cada ser humano pueda vivir a plenitud su dignidad.
Paramos y nos unimos porque confiamos que en el Corazón de Sagrado hay un lugar de respeto y dignidad para todos los seres humanos y en especial, un lugar para restaurar los daños resultantes del discrimen y las violencias contra las mujeres.
Paramos y nos unimos porque fieles a nuestra Misión -como estudiantes, personal docente, administrativo y de servicio- en la Universidad del Sagrado Corazón sabemos que –unidas, unidos –podremos trabajar con más fuerza en la construcción de prácticas de respeto, justicia, equidad y paz.
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— Lillian Enid Agosto (@LillianEnid) March 8, 2017
— Alejandra León (@its_ale_leon) March 8, 2017
Hoy #DiaInternacionalDeLaMujer
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