Voces del Caño | La arquitecta del empoderamiento en La Parada 27 | inSagrado

Voces del Caño | La arquitecta del empoderamiento en La Parada 27

Aileen Morales narra sus luchas como líder comunitaria y la satisfacción por los logros alcanzados

(Foto: Félix Plaza, estudiante de Fotografía, Escuela de Artes, Diseño e Industrias Creativas)

Este perfil periodístico forma parte de una serie y surge como resultado de las experiencias de aprendizaje en servicio, realizadas en el curso PER 223: Periodismo Narrativo, impartido por la profesora María de los Milagros Colón Cruz, en colaboración con el programa de Vinculación Comunitaria de Sagrado y el Proyecto ENLACE del Caño Martín Peña.


Por Yeizary N. Vega Pérez

Estudiante de Periodismo

Escuela de Comunicación Ferré Rangel

Aileen Morales, líder comunitaria de Parada 27, una de las ocho comunidades aledañas al Caño Martín Peña, recuerda con emoción los 30 años que lleva viviendo en el sector del cual se considera parte a pesar de que nació y se crió en la comunidad de Buena Vista.

Morales, de 49 años, expresa que su hija nació y se crió en Parada 27. Así mismo ha visto a generaciones crecer en su barrio y se ha dado a la tarea de desarrollar un vínculo con ellas, particularmente tras ser despedida de su trabajo en el Departamento de Educación hace 13 años. Entonces, comenzó a destacar como líder comunitaria.  

“Para mí, ser líder en la comunidad de Parada 27 significa mucho compromiso, mucha pasión y tener empatía”, expresó Morales, quien forma parte de liderato congregado en el Grupo de las Ocho Comunidades Aledañas al Caño Martín Peña, o G-8. 

A juicio de la líder comunitaria, al momento de asumir la presidencia de la comunidad, se prestaba poca atención a lo que estuviera pasando y los residentes no tenían constancia de si habían realojos o proyectos que pudieran impactarles a pesar del trabajo que ya realizaban desde el Proyecto ENLACE del Caño Martín Peña y el G-8.  

El rol de Morales, una vez asumida la presidencia, ha sido orientar a su comunidad sobre temas importantes para su subsistencia, incluyendo la amenaza de un desplazamiento a causa del aumento en los costos de bienes raíces en la zona.

Otro punto que le resulta importante ha sido que los residentes comprendan y asuman lo grande que puede llegar a ser Parada 27 una vez culminado el dragado del Caño Martín Peña. Según la líder comunitaria, los empresarios podrían trabajar proyectos junto con la comunidad.  

¿Cuáles han sido los mayores desafíos que usted ha enfrentado junto a su comunidad? ¿Cómo han podido superarlos?  

Uno de los mayores desafíos ha sido el que se aprobaran los fondos para el dragado del caño y que, durante la emergencia del huracán María, el gobierno entrara a nuestra comunidad 30 días después. Pudimos superar estos desafíos con educación, y se entendía que era mejor ponerse manos a la obra en vez de esperar por el gobierno. Logramos que la comunidad entendiera la importancia de la participación ciudadanía en la resolución de los problemas de su comunidad. 

¿Qué papel usted cree que juega la perseverancia en el progreso de la comunidad? 

Si no hubiéramos sido perseverantes en el momento que intentaron desplazarnos y quitarnos las tierras, no se hubiera podido lograr el dragado del caño ni las iniciativas que hemos creado, como por ejemplo, el proyecto de Líderes Jóvenes en Acción (LIJA), que inserta a los jóvenes a asumir posiciones de liderazgo en la comunidad

Morales recuerda que la perseverancia hizo que las comunidades y sus organizaciones superaran también un intento del gobierno de Luis Fortuño, en 2009, de quitarles las tierras cuya tenencia se garantizó a los residentes a través del Fideicomiso de la Tierra del Caño. Revertir la medida tomó cuatro años de luchas en diversos frentes, incluyendo cabildeo, tribunales y exigencias a quienes aspiraban a gobernar San Juan y el país en el ciclo electoral del 2012. Bajo el gobierno de Alejandro García Padilla se devolvieron las tierras y se consolidó una vez más el fideicomiso.

Morales confiesa que momentos complicados, como la pérdida de un ser querido o el poco tiempo que tiene para compartir con su familia, la han desanimado y llevado a pensar en abandonar la lucha por su comunidad. Cuenta que también es difícil manejar las críticas que quienes cuestionan la labor de un líder comunitario; que ha pensado en “enganchar los guantes”. Pero luego recobra los ánimos y sigue hacia adelante convencida de que falta camino por recorrer para ver los frutos de su trabajo y el de la comunidad.

Sentada en una carpa, luego de una larga conversación, Aileen Morales afirma sentirse satisfecha con los resultados de su trabajo. “Me siento orgullosa de cómo la comunidad ha aprendido a  autogestionarse”, reflexiona.

La mujer se siente tranquila y contenta de que sus nietos crecerán en la comunidad donde nacieron, sin el temor de estar jugando alrededor de aguas contaminadas.

Mirando al futuro, su deseo es que tanto los residentes como los turistas puedan dar un paseo en bote y disfrutar del cuerpo de agua en óptimas condiciones. Su sueño, luego de cumplir con sus objetivos, es retirarse y observar los resultados de su trabajo “sentada en una sillita de playa y con un refresquito en la mano”.

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