Voces del Caño | Más que palabras: una voz que une y trabaja por Israel y Bitumul | inSagrado

Voces del Caño | Más que palabras: una voz que une y trabaja por Israel y Bitumul

Evelyn Quiñones impulsa el desarrollo comunitario, demostrando que la unión es clave para transformar el Caño Martín Peña.

Este perfil periodístico forma parte de una serie y surge como resultado de las experiencias de aprendizaje en servicio, realizadas en el curso PER 223: Periodismo Narrativo, impartido por las profesoras María de los Milagros Colón Cruz y Yaritza Medina Montañez, en colaboración con el programa de Vinculación Comunitaria de Sagrado y las comunidades del G-8.

Por Diego L. Alvarado Pomales

Estudiante de Periodismo

Escuela de Comunicación Ferré Rangel

Son las ocho de la mañana, el sol apenas comienza a teñir de color las aguas del Caño Martín Peña. Evelyn ya está en pie, comenzando su jornada desde temprano. El barrio está tranquilo; solo se oye el cantar del gallo y los pájaros que armonizan en la mañana. Algunos ya se fueron a trabajar y otros no quieren ni salir a la calle.

Evelyn Quiñones Ortiz es líder comunitaria de la comunidad Israel y Bitumul desde hace más de 15 años. Su carácter y su postura firme e imponente hablan por ella, antes de cualquier palabra que pueda salir de su boca. Ha visto cómo su comunidad enfrenta desigualdades y promesas que siguen siendo incumplidas. También ha visto la unión de estas comunidades bajo el Grupo de las Ocho comunidades Aledañas al Caño Martín Peña (G-8) y otros colectivos. 

“Yo estoy en tanta cosa”, comenta Evelyn confirmando su gestión tanto con el G-8 como con el Fideicomiso de la Tierra del Caño y otros sectores.

“Yo nací, me crié, estudié, me enamoré, me casé, tuve mis cuatro hijos en Bitumul”, resalta Quiñones. Evelyn apenas habla sobre ella, sus historias siempre acaban y terminan en su comunidad. Comenzó en el 2004 con su gesta ser líder. “Ya no aguantaba ver más basura desde las entradas de la comunidad”, lanza categórica. Para Evelyn es importante el sentido de perteencia y eso es lo que busca transmitir a través de su liderato.

Evelyn Quiñones, lideresa comunitaria de Israel y Bitumil. Foto por Diego L. Alvarado Pomales

“Si tú tienes sentido de pertenencia por tu comunidad, la quieres y la trabajas con pasión, y la defiendes donde sea… Manteniéndonos unidos, no se van a salir con la de ellos”, añade. Sus palabras reflejan la lucha diaria de los residentes del Caño Martín Peña, quienes por años han enfrentado múltiples retos como la amenaza constante de la gentrificación, profundas desigualdades sociales, una larga espera por el dragado del canal y las mejoras en el sistema de alcantarillado.

Aunque ese proceso ha sido largo, el dragado ya comenzó, marcando un paso importante en la recuperación ambiental del Caño y en la reivindicación de los derechos de quienes lo habitan.

“Yo le pido a Dios me permita ver ese momento”, clamó Evelyn, cruzando sus brazos y mirando detenidamente su alrededor. 

Con la misión de seguir luchando por mantener a flote sus comunidades, los vecinos se hacen familia y los que un día se van sueñan con volver. En la Calle B de Bitumul, cerquita al Colmado Xayro, se espera que comience el dragado del Caño. Aunque no se ha publicado un cronograma detallado con fechas específicas para cada fase, el inicio de la obras representa un avance significativo.

***

Ya huele a café y al mamey que se cocina a fuego lento en el Rancho de Rosa. Entre planchas de zinc y unos buenos maderos, se cobijan memorias y recuerdos que dan vida a este espacio. El Rancho de Rosa es uno de los terrenos que brinda el G-8 por medio de acuerdos para que los residentes mantengan el área limpia o puedan darle un uso recreativo como lo hace Rosa Roque, quien es residente en Bitumul.

Evelyn y Miguel “Pepa” Trinidad residente de Bitumul.

—Evelyn, tú aquí tan temprano —la recibe Miguel Trinidad, también residente de Bitumul.

—Oye, Evelyn, si hubiera sabido que venías para acá, te ponía a sancochar un pedacito de mamey —le dice Rosa, sonriendo al verla llegar.

Para estos tres residentes del Caño, la ausencia de gente en la comunidad se les hace notar. “Aquí ya no queda nadie, han sacado a medio mundo, los viejos han fallecido de depresión, de soledad. Esto aquí ya no es lo mismo”, dice Trinidad, medio cabizbajo.

“La gente ya ni sale por esta situación de los inmigrantes”, añade Rosa sirviendo una taza de café para Miguel. Entre las comunidades se ha visto un aumento en casos de inmigrantes, muchos indocumentados, que enfrentan condiciones precarias y viven con el temor constante de ser detenidos. Es febrero y la presencia de agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas en ciertas zonas ha intensificado ese miedo, provocando que muchas personas limiten sus movimientos, eviten buscar ayuda o incluso salir de sus casas. 

-Rosa, Evelyn y Miguel comparten en “El Rancho de Rosa”.

Desde el G-8 y otras organizaciones comunitarias, Evelyn y sus vecinos siguen tocando puertas, exigiendo la culminación del dragado del caño y el acceso a mejores servicios. No se trata solo de infraestructura, sino de dignidad, de un derecho que llevan años reclamando para poder vivir con los recursos esenciales que cualquier comunidad merece. Saben que el desplazamiento no solo se trata de casas vacías, es también la pérdida de una comunidad que alguna vez fue vibrante y llena de vida. 

“Mi fe está puesta en las generaciones que vienen subiendo, que amen sus comunidades, porque si las aman van a seguir luchando. Para mantenerse, las comunidades van a seguir ahí, es la gente a la que quieren sacar. Si no tienen sentido de pertenencia, esto se acaba”, finaliza Evelyn con el carácter firme que la hace ser única.

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