140 años de valentía y esperanza | inSagrado

140 años de valentía y esperanza

Mensaje especial del presidente, Gilberto J. Marxuach Torrós, con motivo del 140 aniversario del proyecto educativo Sagrado Corazón.

Edificio Sagrado Corazón. (Foto: archivo de Sagrado)

Gilberto J. Marxuach Torrós
Presidente

La misión educativa de la Sociedad del Sagrado Corazón llegó a Puerto Rico hace 140 años. En la mañana del 10 de abril de 1880 las hermanas Micaela Fesser, Armeline Morin y Victoria Gingras desembarcaron en el puerto de San Juan para abrir la primera escuela. Hoy esta misión sigue viva en la Universidad del Sagrado Corazón y el Colegio del Sagrado Corazón de Ponce. 

La historia de la misión es la historia de Puerto Rico. Durante sus primeros 20 años Puerto Rico fue parte ultramarina de España. Confrontadas con la Guerra Hispanoamericana y la invasión del ejército de los Estados Unidos, las hermanas reafirmaron la misión y decidieron continuar a pesar de haber sido expulsadas de su escuela en Miramar.  Eventualmente llegaron a esta hermosa colina en Santurce, en la que hemos estado desde que se colocó la primera piedra en el Pórtico en el 1906.  

Desde entonces la misión del Sagrado Corazón ha vivido guerras mundiales, depresiones económicas, terremotos, huracanes, convulsiones políticas y sociales.  Ante cada adversidad, la comunidad comprometida con esta misión ha optado por la esperanza. Tal vez el testimonio más elocuente de esta opción preferencial por la esperanza es la fundación del colegio universitario, el predecesor directo de la universidad.

En el 1935, Puerto Rico estaba viviendo la devastación de dos poderosos huracanes, San Felipe y San Ciprián, y la desolación causada por la Gran Depresión que comenzó en el 1929.  Fue uno de los momentos más oscuros de nuestra historia. Probablemente contra todo consejo de prudencia y cautela, las hermanas optaron por fundar un nuevo colegio universitario. Estaban convencidas de que la misión las llamaba a educar personas preparadas para construir un mejor futuro del que estaban viviendo. 

Fueron valientes y apostaron al futuro de Puerto Rico. Gracias a esa decisión audaz es que hoy existe la Universidad del Sagrado Corazón. Más de 25,000 alumnas y alumnos han pasado por nuestras aulas, se han graduado y con sus vidas han contribuido a construir una sociedad puertorriqueña más auténticamente cristiana. 

Hoy atravesamos otro momento desafiante de nuestra historia.  En esta década hemos vivido una depresión económica, la quiebra de nuestro gobierno, el huracán María y los terremotos del suroeste.  Hace dos semanas nos encontramos recluidos en nuestras casas ante la amenaza de la pandemia del coronavirus. Muchos de nuestros hermanos y hermanas batallan contra este virus. Otros ya han caído.

Los 140 años de la misión del Sagrado Corazón se cumplen el 10 de abril de 2020, Viernes Santo.  En nuestra tradición cristiana, ese día recordamos la crucifixión y muerte de nuestro Señor. Es un día de sufrimiento, soledad, pérdida, dolor, fracaso–muerte. Pero en nuestra tradición, ese día no tiene la última palabra. La esperanza no muere en la cruz. El Viernes Santo iniciamos el camino que atraviesa la larga noche del sábado. El domingo descubrimos la tumba vacía. Nuestro Señor resucitó. La vida, la esperanza, la solidaridad y el amor triunfan. Su Sagrado Corazón vive.

Nuestros 140 años dan testimonio de miles de vidas dedicadas a manifestar el amor de su Sagrado Corazón mediante la educación de la juventud puertorriqueña.  Hermanas, profesoras y profesores, estudiantes, empleados y empleadas, síndicos, colaboradoras y colaboradores han marcado su huella. Con ellas y ellos tenemos una impagable deuda de gratitud.  Han sido artesanos de esperanza.  

Esa artesanía es la que hoy celebramos y necesitamos. Al igual que en el 1935, la misión nos llama a responder con valentía.  El coronavirus no tendrá la última palabra. Optamos por la esperanza, por dedicarnos a construir una comunidad más solidaria, más justa, más cristiana. Esa construcción necesita hombres y mujeres de criterio propio, responsabilidad ética y vocación emprendedora. Necesita hombres y mujeres de Sagrado.  

Celebremos nuestra misión reafirmando nuestro compromiso con ella. Sagrado Corazón, en vos confío. 

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