“Después de Perú no puedo ser indiferente” | inSagrado

“Después de Perú no puedo ser indiferente”

Alondra Yáñez, estudiante del programa de Sistemas de Justicia y voluntaria del Centro de Pastoral Universitaria comparte sus experiencias con distintas comunidades en Perú.

Alondra, a la izquierda, comparte con los estudiantes de los diferentes colegios. Foto suministrada

Por Alondra Yáñez
Estudiante de Sistemas de Justicia
Voluntaria de Pastoral 

Durante el mes de junio participé de una oportunidad de conexión total con mis compañeros del grupo Conéctate. Esta experiencia que, aunque solo duró 15 días, me marcó para toda la vida. Salí para Lima, Perú, con expectativas, sentimientos y miedos diferentes a los de mis compañeros. No obstante, unánimemente compartíamos el deseo de poder conectarnos con la realidad global. Estas ansias de conocer sobre situaciones diferentes a las nuestras la desarrollamos a través de nuestra participación en los diferentes talleres que se realizaron en el programa durante el transcurso del año académico. 

Cada día en Perú, me brindó la oportunidad de descubrir elementos diferentes sobre la cultura, costumbres, música, y gastronomía del país.  También aprendí sobre las duras realidades que permean la vida de millones de peruanos. Un  ejemplo de esto son las diferencias que se pueden notar a simple vista en las diferentes zonas que visitamos. Desde las estructuras, las calles, los carros y los colmados, cada elemento de su respectivo sector respondía a estatus sociales y económicos.  Zonas que, por sus grandes diferencias, aún estando una al lado de la otra, no conviven.

Alondra, quinta de derecha a izquierda, fue parte de la experiencia internacional en Perú. Foto suministrada

Cabe destacar que un aspecto que no cambiaba sin importar en qué parte de Lima nos encontráramos, era la hospitalidad de las personas con las que compartimos en este viaje.  En cada lugar siempre nos esperaba una cálida bienvenida. Desde los profesores de la universidad UNIFÉ hasta los niños en las diferentes escuelas y colegios, todos se preocupaban por hacernos sentir como en casa, con su amabilidad y acogida.

Esta bienvenida la recibimos cada vez que llegábamos a los diferentes institutos que visitamos como parte de nuestro intercambio cultural. Es por eso, que me dio tanto gusto poder conocer a cada uno más a fondo y ser testigo, de la manera en que los cuatro colegios que participaron, UNIFÉ y Sagrado laten con un mismo corazón. Estas vivencia demostraron que todos compartimos el deseo y carisma de Magdalena Sofía Barat, fundadora de la sociedad del Sagrado Corazón de Jesús, de poder hacer la educación accesible para todos. Una educación, que va más allá de la pedagogía normal y se ancla en el deseo de la “hija del fuego” de educar para transformar el mundo. 

Los jóvenes realizaron distintas actividades durante su visita. Foto suministrada

En los intercambios con los colegios y UNIFÉ pudimos ver la importancia de cada institución de fomentar en sus estudiantes la participación en proyectos de proyección social. Logrando de esta manera, enlazar exitosamente la educación con un impacto social concreto y transformador.

Gracias al proyecto de proyección social que tiene UNIFÉ en la aldea de Westfalia Kinderdorf en Cieneguilla pudimos tener una experiencia sumamente enriquecedora y que recordaré por siempre. Fue impresionante ver cómo aún ante situaciones lamentables y tristes, existe un lugar tan acogedor; una aldea que se ha encargado de crear un espacio seguro para niños y niñas, que necesitan un sitio al que puedan llamar hogar.  Cada momento que compartimos con los niños a través de las dos semanas me motivó a reflexionar aún más sobre el propósito del viaje y la importancia de crear una conciencia clara sobre la realidad que existe fuera de nuestra vista, pero no lejos de nuestro alcance.

Los sagradeños fueron parte de una experiencia de aprendizaje transformadora. Foto suministrada

Mis experiencias en Perú enfocaron mi vida de una manera inesperada. Volví a Puerto Rico con la certeza de que no es suficiente comprometerme con ayudar a los demás como actividad extracurricular o en mi tiempo libre. Después de Conéctate puedo ver la validez que existe en poder alinear mis deseos de servir a los demás con la profesión que tanto me apasiona. 

Como universitaria, ahora tengo un objetivo distinto, mi meta no es solo prepararme para ser una profesional. Mi propósito, es aprovechar las oportunidades que me da Sagrado para seguir conectada con la realidad que me rodea a través de mi educación. Me fui de Perú, con la promesa no tan solo de volver, sino, de poder seguir conociendo la realidad de diferentes países. Ser parte de Conéctate, me ayudó a concretizar un sentido de urgencia sobre la realidad global y me dio las herramientas para poder ser un agente de cambio en comunidad con mis compañeros. 

Alondra, tercera de izquierda a derecha, comparte con sus compañeros de Conéctate en Perú. Foto suministrada

Es por eso, que invito a los estudiantes a formar parte de Conéctate. A que se unan y vean por sí mismos cómo conectarse con la realidad global es parte esencial de nuestro desarrollo tanto personal como profesional.  

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