A través del proyecto #DesdeCasitaPR, la cantante Lucero Robles Álvarez busca alegrar a sus seguidores en medio de la cuarentena.

Por Liz Yanira Del Valle
Colaboradora
Mientras algunos profesionales de la industria del espectáculo aún se resisten en aceptar el reto impuesto por la pandemia, la exalumna sagradeña, Lucero Robles Álvarez, da ejemplo de innovación y resiliencia con su proyecto musical-motivacional #DesdeCasitaPR.
La cantante, también conocida como «Artista Sin Barreras», ya poseía una página de Facebook donde promovía sus presentaciones presenciales de música variada. Esto le sirvió como plataforma para publicar una serie de videos en los que interpreta piezas de distintos géneros musicales con el fin de motivar y alegrar a sus seguidores durante la cuarentena.
Lucero, quien nació con la afección de espina bífida, hidrocefalia y ambas caderas dislocadas, sigue activa «Desde Casita» e incluso participó recientemente en dos conciertos virtuales de la iniciativa social Relevo por la Vida.
“Me dieron seis meses de vida y ya tengo 36 años”, narró la talentosa mujer que posee los grados de bachillerato en Comunicación (2008) y maestría en Publicidad (2012), ambos adquiridos en Sagrado.
Ella se destaca en el escenario desde pequeña, cuando pudo incorporarse con ayuda de las muletas para bailar ballet. En esa misión recibió el apoyo incondicional de su madre, Lucila Álvarez, y de la bailarina profesional Nana Hudo. Hoy día, desde su sillón de ruedas, Lucero se queda con la pista de baile.
Este orgullo sagradeño también brilla como compositora y ya cuenta con dos sencillos originales: Resumé y El Gallo Desempleado. Además, realizó un tributo a Celia Cruz y otro a Selena, que fueron presentados en un centro comercial del área metropolitana.
Para Lucero, Sagrado jugó un rol determinante en su carrera actual.
«Mi educación universitaria y el currículo interdisciplinario me brindó las herramientas necesarias para realizar trabajos de forma independiente”, afirmó.

Por otro lado, la autogestora del proyecto comentó que se siente sumamente emocionada al ver la evolución de Sagrado en relación a la accesibilidad para la comunidad con diversidad funcional.
“El nuevo Dolphy (vehículo de transporte) y el ascensor se agradecen”, dijo a la vez que recordó su etapa como estudiante orientadora y los servicios recibidos desde el Programa de Apoyo al Estudiante.
Finalmente, sugirió a los actuales sagradeños y sagradeñas a no limitarse: “Deberían integrarse a todas las experiencias posibles sin descuidar el aspecto académico y siempre pensar en cómo podrán impactar favorablemente a otras personas”.