El exilio desde los ojos del padre Willie Peña | inSagrado

El exilio desde los ojos del padre Willie Peña

El sacerdote compartió su testimonio durante el inicio del ciclo de conferencias sobre el exilio, que forma parte del curso Dirección Escénica II.

Por Liz Yanira Del Valle Huertas
Colaboradora

La biografía del monseñor Wilfredo “Willie” Peña es extensa. Sin embargo, para él, su inicio no parte de un orden cronológico natural.

“No tengo pasado. Mi vida comenzó en Miami a los 11 años de edad”, así lo declaró el sacerdote durante el inicio del ciclo de conferencias sobre el exilio que forma parte del curso Dirección Escénica II, impartido por la profesora Idamaly Jiménez bajo el programa de Teatro.

Peña se refirió a la etapa de su infancia vivida en Cuba previo al proceso de la Revolución (1959).

El exilio marcó esta etapa de su vida. Según el padre Willie Peña, al hablar del tema se parte de la premisa de que “no puedes volver a tu lugar de origen y quedas como si te hubiesen borrado de la faz de la Tierra”.

“Salvo la tumba de mi padre, en Cuba, no tengo puntos de referencias. Esa es la realidad de un exiliado. Se vive con añoranzas y con cierta tristeza interna que va siempre con uno”, manifestó al explicar que fue parte de los cerca de 14 mil niños cubanos que conformaron la Operación Peter Pan (1960-1962).

Dicha operación fue concertada por el gobierno estadounidense en colaboración con la Iglesia Católica para sacar a los infantes de Cuba hacia los Estados Unidos tras el temor de sus padres a que el nuevo gobierno revolucionario adquiriera la patria potestad de sus hijos. En plena Guerra Fría, miles de familias cubanas se aterrorizaron ante la posibilidad de que les ocurriese igual que a los llamados Niños de Rusia, quienes fueron enviados por la Segunda República Española a la Unión Soviética.

Y, aunque a padre Willie no le gusta ventilar esta parte íntima de su vida, consideró la invitación de la profesora Jiménez como una oportunidad de darle voz, rostro y espacio a muchos de esos niños que quedaron invisibilizados en todo el proceso.

“Fui un privilegiado, pues salí con mi madre, pero otros tardaron muchísimo en poder volver a reunirse con sus familiares o nunca lo hicieron”, recordó.

Este religioso comparó el proceso del exiliado con lo que le ocurre al amputado, quien aunque ya no tiene cierta parte de su cuerpo aún siente picor en esa extremidad inexistente.

El párroco de la Iglesia Santa Bernardita, en San Juan, se siente y declara como hijo adoptivo de Ponce. Entiende que su vocación sacerdotal nació enmarcada en todo el proceso del exilio. Según él, la fe en Dios le ayudó a manejar positivamente la dureza de esa etapa de su vida.

“El púlpito del teatro es más poderoso que el de la Iglesia. Hay tanta gente que no tiene quién hable por ellos, pero ustedes a través del teatro lo pueden hacer. Eso es muy saludable para la humanidad”, expresó ante los estudiantes cuyo examen final consiste en montar una pieza teatral corta relacionada al exilio.

Monseñor Peña, doctor honoris causa de Humanidades y Artes de la Comunicación sagradeño (2017) es también fundador de PSB Productions, compañía teatral sin fines de lucro con un propósito social; director espiritual; fundador de Casa Raquel y sacerdote activo en los medios de comunicación locales. Peña realizó sus estudios entre Colombia, Estados Unidos, Italia y Puerto Rico, donde fue ordenado sacerdote.

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