Entre risas, recuerdos y emoción integrantes de la primera clase graduanda del Instituto de Artes Musicales comparten sus experiencias de cara a #SagradoGrad19.
Por Marla Figueroa Ramos
Comunicaciones Integradas
“Estudiar música en Sagrado me ha permitido no solo aprender sobre lo que me apasiona, sino trabajar en lo que me gusta. Y qué mejor que estudiar algo que te hace feliz, algo que al final del camino, cuando pase el resto de tu vida puedas mirar a tras y decir que bueno que tomé esa decisión”.
Al dialogar con Jorge Fernández Aponte, Christopher Calderón Martínez y Yarelis Calderón Figueroa, integrantes de la primera clase graduanda del bachillerato de Artes Musicales, te encuentras con un grupo de artistas genuinos, dedicados y con una visión optimista del futuro. Su talento y carisma es tal que al iniciar sus interpretaciones cautivan al público inmediatamente.
Los músicos, que llevan practicando esta disciplina desde que eran pequeños, cuentan cómo estudiar artes musicales se ha convertido en parte esencial de sus vidas. Desde anécdotas sobre cómo aprendieron a cantar antes de hablar, su participación en los coros escolares y universitarios, y hasta las imitaciones de merengueros puertorriqueños en competencias de talentos “con peluca, vestuario y todo”, la vida en el escenario ha sido fundamental para todos ellos.
“Para mí la música es mi refugio, somos ella y yo dándole mi alma al público. Cuando llegué a la universidad comencé en una especialidad diferente al estilo de vida al que estaba acostumbrada, en donde era normal escuchar las prácticas de una trompeta a las siete de la mañana. Esto creó un vacío en mi vida y dije “necesito la música, no puedo seguir así” y llegué al Instituto de Artes Musicales con el doctor Conde y todo cambió”, comentó emocionada Yarelis.
Dentro del currículo del programa, los jóvenes han encontrado el apoyo de personas que creen en ellos, y la oportunidad de aprender y explorar su talento fuera de su área de confort. También, han recibido la mentoría de expertos en el campo como Kelvin Adames, Rubén Toledo, Gerardo Plaza, Annelsa Castro, Melanie Cobbs y Carlos Conde, entre otros. De igual modo, han adquirido herramientas para desarrollarse tanto en el género popular como en la ópera, en los arreglos musicales, la composición, el mercadeo de talento y el teatro musical.
“Cuando llegas al Instituto te das cuenta que los profesores siempre están ahí para ti, he sabido llamar a Annelsa y a Conde en verano para usar los salones y practicar, y siempre dicen que sí. Están dispuestos a ayudarnos en todo momento”, expresó Jorge.
Un aspecto importante que destacaron los estudiantes fue el ambiente familiar que permea entre los integrantes del bachillerato, donde todos se ayudan y se fomenta el trabajo en equipo. “Yo sé que si necesito una guitarra o un pianista aunque no estén en mi misma clase, alguno de mis compañeros me van a decir que sí, sé que puedo contar con ellos. Que están comprometidos no solo con su trabajo, sino también con ayudarme”, dijo Yarelis.
Hoy de cara a la graduación, entre risas, lágrimas y recuerdos, los sagradeños reflexionan sobre su paso por la universidad y cómo este ha marcado sus vidas. Además invitan a las futuras generaciones de artistas a no darse por vencidos. “Nunca aceptes un no por respuesta. El no siempre va a estar, pero tu trabajo es buscar el sí, es buscar esa confianza para realizar un trabajo sin importar los obstáculos”, comentó Jorge.
“Tienes que atreverte, muchas personas te van a decir que no puedes, que la música no es una profesión, pero tienes que atreverte a estudiarlo y seguir tu corazón”, añadió Calderón Figueroa.
Este es a penas el comienzo para estos talentoso intérpretes, es un escalón más que han subido acompañados de personas que tienen ganas de hacer lo mismo que ellos, de crecer y manifestase artísticamente en lo que les apasiona.
“Estamos muy feliz por este logro, este programa nos ha brindado un espacio para crecer en comunidad, no solo de forma laboral o como artista, sino como ser humano, para crecer en solidaridad y para que nos ayudemos unos a los otros. El Instituto es esa plataforma para que todos podamos crecer”, concluyó Christopher.
Esta nota forma parte de una serie de historias de éxito sobre estudiantes graduandos. La 80ª Colación de Grados se llevará a cabo el próximo viernes 31 de mayo en el Centro de Convenciones.