“¿Cuántos de ustedes saben lo que es meningitis?”, preguntó Jamie Schanbaum al grupo de sagradeños que se dio cita para escuchar su historia. Pocos levantaron la mano. “Genial. Hoy estoy aquí para hablarles sobre esta enfermedad. Yo a su edad tampoco sabía lo que era, ni sus consecuencias, y por poco me quita la vida”.
Por Laura Pérez
Estudiante de Periodismo
Todo empezó el 13 de noviembre de 2008. Jamie estaba iniciando su segundo año de universidad. Ese día empezó a sentirse mal. Tenía síntomas similares a los de un resfriado pero, no tardó en ser hospitalizada en Austin, Texas. Dos días después, los doctores le explicaron que la falta de sensibilidad y la decoloración de sus extremidades se debían a que había contraído la enfermedad meningocócica.
Jamie sobrevivió, pero perdió las piernas y los dedos, ya que, como resultado de la infección tuvieron que ser amputados.
Perder los dedos y parte de tus piernas no es nada agradable. Eso es algo que no esperaba y fue muy difícil a nivel emocional”.
-Jamie Schanbaum
Aproximadamente entre un 11 y un 19 por ciento de los sobrevivientes de meningitis sufren discapacidad duradera. Entre el 10 y el 15 por ciento de los infectados, mueren.
Desde que salió del hospital, Jamie ha demostrado una fortaleza y una perseverancia tremendas. Se propuso concienciar a la población sobre la enfermedad meningocócica y sus consecuencias. Consiguió la aprobación de una ley, conocida como la Ley de Jamie Schanbaum, ley 819 del Senado de Estados Unidos, que requiere que los estudiantes universitarios se vacunen contra la meningitis (A,C,W,Y). Eso fue un gran logro, luego de dos esfuerzos previos infructuosos.
Sus hazañas fueron escalando más allá de su lucha por crear conciencia sobre la meningitis. En su proceso de rehabilitación conoció varias personas que la motivaron a realizar deportes, entre ellos ciclismo. Lo que inició como una terapia y pasatiempo la llevaron a convertirse en una ciclista paralímpica y en el 2011 ganó medalla de oro en los Juegos Paralímpicos de Ciclismo en Estados Unidos. Su perseverancia y pasión por la vida le estaban rindiendo frutos.
Ocho años han pasado desde aquel 13 de noviembre y muchas cosas han cambiado en la vida de Jamie. “La meningitis cambió mi mundo. Me enseñó muchísimo”, expresó.
Hoy día Jamie trabaja como portavoz de GSK para educar a padres y adultos jóvenes sobre los peligros de la meningitis y las vacunas disponibles para ayudar a prevenirla. Su meta es compartir su experiencia para que otros no tengan que sufrir las consecuencias de esta enfermedad.