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La Parada

Un texto del estudiante Rafael González Fernández, de la maestría de Escritura Creativa.

Por Rafael González Fernández
Estudiante de la maestría en Escritura Creativa

En el universo móvil en que viajo, veo a una chica joven, sentada frente a mí, con toda la atención puesta en el celular que lleva en la mano izquierda. ¿Cuál será el destino de ella? ¿Irá a estudiar en la universidad o será empleada de alguna empresa? Parece entretenida con lo que está haciendo en ese aparato. En cambio, yo miro el mío sin mirar, sin prestar atención a la pantalla que tengo al frente. Básicamente divago entre ideas que me aletean en el cerebro desde horas tempranas. Aquella señora que está en el asiento del frente, justo al lado de la chica del celular, ¿será una secretaria en ruta a recibir las órdenes de un almidonado e inflexible jefe? Aquel señor que se dispone a bajar en la próxima parada, ¿será un profesor liberal y el preferido por sus estudiantes? ¿Qué pensarán de mí? No creo que nadie me esté mirando. Este autobús me ve bajar cada día, de lunes a viernes, en la misma parada, frente al edificio gris de dos tonos, donde está la compañía para la que trabajo como vendedor.

Veo bajar a la señora y, a la misma vez, al que imagino profesor. Bajan otras personas. Cada uno habrá llegado a su destino. Cada uno tomará una puerta diferente. En unos pocos minutos ya no recordarán cómo llegaron aquí. Se habrán olvidado del autobús, del rostro del chofer, de las otras personas con quienes compartieron el viaje matutino. De pronto, la joven vecina del frente, con celular en mano, se prepara para la próxima parada, que casualmente es la mía también. Ella baja. Parece alegre de haber llegado. Yo no me muevo; me quedo aferrado al tubo del asiento. No intento ni tan siquiera levantarme. El chofer cierra la puerta. Mientras avanza lentamente el autobús, miro hacia atrás. Ahí se queda la parada donde debí bajar. Allí va disminuyendo de tamaño el edificio con sus dos tonos de gris.

El inventario humano del autobús se reduce al chofer y yo. Voy mirando el paisaje citadino a través de las ventanas hasta que aproximadamente a los quince minutos, el viaje se detiene suavemente. El chofer me mira con una sonrisa amable y me informa que hemos llegado al final del trayecto. Desciendo por los escalones de la puerta; el mismo descenso que se supone hiciera dos o tres paradas atrás. Tocan mis zapatos una acera diferente. El aire fresco lo siento cómplice de mi hazaña. A lo lejos observo un parque y los senderos que lo cruzan. Camino, corro y salto por ellos con total alegría. ¡Si me vieran ahora todos los pasajeros del autobús! Yo también había llegado a mi destino. Grito y canto, casi me siento un niño libre y sin preocupación. 

Lo he logrado: hoy seguí de largo en mi viaje del autobús y no me bajé frente a la entrada del edificio. Hoy no fui a trabajar.


La Escuela de Artes, Diseño e Industrias Creativas de la Universidad del Sagrado Corazón, ofrece una maestría en Escritura Creativa, única en Puerto Rico. ¿Su objetivo? Preparar escritores con dominio de la estructura técnica de los géneros narrativos o poéticos, con una perspectiva crítico-creativa y una actitud emprendedora. 

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