Con su cámara lista, nuestra graduanda Alanis Colina Acosta apuesta a la educación que recibió en Sagrado para convertirse en una emprendedora.

Por Liz Yanira Del Valle
Colaboradora
Nota: Este es el cuarto artículo de una serie especial dedicada a nuestra clase graduanda 2020.
“Nací para la fotografía”. Con ese pensamiento llegó Alanis Colina Acosta a Sagrado y no se equivocó.
Anton, como se le conoce artísticamente, obtendrá su grado de bachillerato en Fotografía de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel y ya cuenta con un blog: The Antonmattei Project.
“En el curso de Informática había que crear un blog, así que aproveché para unir mi pasión por la fotografía con la escritura”, recordó sobre los inicios de su espacio virtual, que también es accesible en la plataforma Instagram.

Para esta joven de 21 años, la fotografía comenzó como un pasatiempo de adolescencia, pues a los 13 años de edad su padre le regaló una cámara digital que le ganó simpatías en su época colegial.
“Nadie más llevaba cámara al colegio, así que comencé a tomar fotos como algo divertido, cubría eventos y la pasaba bien. Ya en tercer año, me seleccionaron como la editora del anuario de mi clase 2015-2016”, rememoró Alanis.
La sorpresa se la llevó al final, ya que la dedicatoria del anuario recayó en su persona y en otra compañera.
“Fue la primera vez que, en un anuario, la Academia San José hizo esta distinción hacia estudiantes”, destacó la sagradeña acerca del reconocimiento que le reafirmó su determinación a ser fotógrafa.
Pero el panorama no estaba totalmente claro, pues su decisión no recibió el visto bueno de una parte importante de su círculo familiar.
“Gracias al apoyo de mi madre, Viviam Acosta, y mi padrastro, Stefan Antonmattei, logré hacer este grado. De hecho, mi nombre artístico es un homenaje a él, quien con su escritura me inspira. Su trabajo atrae imágenes que siento puedo capturar estando detrás del lente”, manifestó.
Una tímida Alanis ingresó a Sagrado y pasó horas extensas en los laboratorios de fotografía.
“Con la profesora Nitza Luna tomé mi primer curso de Fotografía Análoga. Fui un desastre. Aquello me costó mucho esfuerzo y tiempo. Creo que una vez repetí una foto como 20 veces. Luna, me ayudó muchísimo a pulir la estética, entre otros detalles”, dijo.
Según la ahora graduanda, otra luz en su camino lo fue el profesor Edwin Cordero, quien le amplió su visión y perspectiva de la fotografía.
“Estos dos mentores siempre dieron el 100% a sus estudiantes. Lo menos que podía hacer era devolverles su esfuerzo entregándome un 110%”, indicó Alanis, quien además perteneció a la Asociación de Fotografía de la Universidad de Sagrado Corazón.
“Sagrado me ayudó a vencer mi timidez, a desarrollarme en un campo competitivo, pero también despertó en mí otros intereses en áreas como lo son la publicidad, la creación de videos y la escritura”, aseguró Alanis y agregó que participó de un internado en la agencia publicitaria BBDO Puerto Rico, redactando notas para un blog.
Ahora, con cámara y diploma en mano, Anton apuesta a esa educación multidisciplinaria para convertirse en otra creativa emprendedora.
“Y cuando lo del coronavirus aminore y se den las condiciones favorables intentaré trabajar en Nueva York. Quiero ahorrar para luego crear un proyecto de autogestión«, adelantó la delfín.
