Puertorriqueños en Peace Corps | inSagrado

Puertorriqueños en Peace Corps

Dos exvoluntarios de Peace Corps exhortan a los sagradeños a aprovechar esta oportunidad de crecimiento.

Shelyanne Adorno fungió como «especialista de alfabetización en inglés» en Uganda, África. (Foto suministrada)

Por Oficina de Internacionalización y Relaciones Interuniversitarias

Sagrado se convirtió recientemente en la primera y única universidad en Puerto Rico que ofrece a los estudiantes de nivel subgraduado la oportunidad de certificarse con el programa preparativo de los Cuerpos de Paz, denominado Peace Corps Prep (PC Prep). Luego del lanzamiento oficial, varios puertorriqueños que han sido voluntarios de Peace Corps se acercaron para compartir sus experiencias y animar a otros a aprovechar la oportunidad de transformación y crecimiento de la que tanto disfrutaron.

Entre ellos está Shelyanne Adorno, una joven que completó su voluntariado en marzo de 2020. Durante su bachillerato, Shelyanne conoció un profesor que había sido misionero en Eslovaquia. La pasión con la que él hablaba de su experiencia, sumada al interés provocado por sus propias búsquedas, motivó a Shelyanne a ofrecerse como educadora de Ciencias en Mozambique. Sin embargo, y dado que los voluntarios de Peace Corps van a donde hay mayor necesidad, sirvió en una ciudad al este de Uganda, África. Allí fungió como especialista de alfabetización en inglés para niños de cuarto grado. “La educación allá es distinta. En Uganda se hablan muchos dialectos, muchas lenguas, pero en cuarto grado los niños transicionan de su dialecto al inglés y yo tuve la oportunidad de enseñarles fonética”, recordó Shelyanne.

Por su parte, Carlos Rentas trabajó en la década de los 70 en el campamento de Ponce como Barrio Trainer de cientos de voluntarios de Peace Corps, que se preparaban para ir a misiones en distintos países hispanohablantes. El adiestramiento en Puerto Rico servía para que voluntarios estadounidenses aprendieran español y se familiarizaran con la cultura latina. Carlos ayudó a formar voluntarios para convertirse en agentes de cambio, capacitándoles con destrezas de comunicación que abordaban el conocimiento del lenguaje verbal y no verbal, adiestramiento intercultural y conocimiento sobre el país anfitrión. Para esto último, recibían representantes de dichos países que ocupaban uno de los tres meses del adiestramiento en prepararlos para realizar sus futuros trabajos. “En las noches, fuera de horas laborables, visitábamos a los voluntarios en los hogares de las familias puertorriqueñas que los hospedaban para evaluar cómo iba la inmersión e interactuar con ellos fuera del ambiente del centro (de adiestramiento)”, comentó Carlos, quien viajó a varios países de América Latina como parte de las misiones. 

Carlos Rentas durante su visita a Nicaragua en 1974. (Foto suministrada)

Si bien hay una brecha generacional entre Carlos y Shelyanne, así como diferencias entre las vivencias de los 70 en Latinoamérica y del 2018 en África, también cabe destacar sus opiniones compartidas sobre el aprendizaje, los retos y los hermosos recuerdos que ambos guardan de sus estancias en Peace Corps. Para ambos, ser puertorriqueños en otros países les distinguía culturalmente a la vez que les abría puertas para dar a conocer sus atributos únicos. “Las culturas no son superiores unas a otras, solo son distintas”, aseguró Carlos. “Uno tiene que aprender a acoplarse sobre los demás y sobre uno mismo”, comentó Shelyanne. “En Uganda hay plátanos, pero ellos solo cocinaban las cosas hervidas. Yo hice mofongo, tostones, amarillos y ¡ellos estaban encantados! Lo que uno sabe, uno puede impartirlo, y esa es una manera de enseñarles que lo diferente también es bueno”, añadió. “La dosis de humildad que uno desarrolla al aceptar eso, que uno puede aprender de otros al igual que otros pueden aprender de uno, es un gran reto que produce una gran satisfacción”, aportó Carlos.

El impacto de Peace Corps en sus vidas

Luego de sus años de servicio, Carlos continuó estudiando y, posteriormente, se desempeñó en puestos gerenciales en compañías multinacionales, conservando los baluartes adquiridos con su experiencia. “El aprendizaje grande viene cuando uno se da cuenta de que es más fuerte de lo que uno cree. Uno aprende a aceptar y a entender que, junto a otros, tenemos la capacidad de encontrar la solución, si es que la hay, y si no, movernos hacia adelante”, indicó. Entre sus más gratos recuerdos, atesora una enseñanza que le dio la humilde comunidad de Villa La Trinidad, en Honduras, el día en que se abrió por primera vez la llave de un pozo, construido entre voluntarios de Peace Corps y residentes de la villa,  que supliría agua potable a los hogares en la zona. “El brillo en los ojos de los niños, su alegría al ver el agua correr y poder meterse bajo un chorro es algo inolvidable. Dentro de aquella pobreza material, había mucha riqueza espiritual y mucha riqueza de carácter y eso me marcó para el resto de mi vida”, rememoró emocionado.

Asimismo, Shelyanne revivió anécdotas de su familia anfitriona. “Las veces que yo probaba sus platos, me ponía las vestimentas tradicionales o hablaba su idioma significaban mucho para ellos e, igualmente, para mí. Estas experiencias no son fáciles, pero sí son gratificantes”, afirmó. Durante su tiempo en Uganda, Shelyanne se involucró en programas que ayudaban a mejorar la higiene personal, y otros que servían para empoderar a las niñas y darles herramientas para reconocer su valor más allá de las costumbres patriarcales. Les enseñó, por ejemplo, a hacer toallas sanitarias reusables, pulseras, pantallas y collares como algo que ellas pueden crear y vender para generar sus propios ingresos. “Las niñas salían (del programa) motivadas, alegres y sabiendo que podían estudiar y hacer grandes cosas con sus vidas”, puntualizó satisfecha.

La labor voluntaria con Peace Corps requiere un alto nivel de compromiso con metas de vinculación comunitaria. En la actualidad hay sobre 400 Returned Peace Corps Volunteers de origen puertorriqueño; nueve de estos son egresados de Sagrado, cada uno con historias impresionantes y transformadoras.

El programa de certificación de PC Prep fortalece las destrezas interculturales de los estudiantes sagradeños, a la vez que se alinea con la misión de Sagrado, y los prepara para convertirse en agentes de cambio y hacer una diferencia en el mundo. Los interesados en obtener más información sobre el programa de PC Prep, pueden visitar www.sagrado.edu/pcprep o escribir a pcprep@sagrado.edu.

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