Este perfil periodístico forma parte de una serie y surge como resultado de las experiencias de aprendizaje en servicio, realizadas en el curso PER 223: Periodismo Narrativo, impartido por la profesora María de los Milagros Colón Cruz, en colaboración con el programa de Vinculación Comunitaria de Sagrado y el Proyecto ENLACE del Caño Martín Peña.
Por Zairelys Medina Villanueva
Estudiante de Periodismo
Escuela de Comunicación Ferré Rangel
En el corazón de Santurce, labora Milber Caballero Vargas, una dulce maestra dedicada a su familia y a su profesión. Allí, en la Escuela Maestro Manuel Boada, en Barrio Obrero, Milber se planta comprometida ante los desafíos que se suman a los de enseñar, incluyendo escasez de recursos y hasta inundaciones.
Caballero Vargas cuenta con doce años de experiencia en el sistema público de educación de Puerto Rico. Su enfoque no está basado simplemente en educar, sino también en fomentar un ambiente de aprendizaje inclusivo y motivador. Establecer una relación solidaria con sus estudiantes no le resulta ser una práctica compleja, ya que es producto de su formación, muy similar a la de ellos. De niña, corrió por las mismas calles, habló como ellos y creció en circunstancias parecidas, lo que hoy le permite comprender sus realidades y necesidades a profundidad.
A pesar de los esfuerzos de la educadora, las circunstancias no siempre son las mejores para sus estudiantes, comenzando por los recursos limitados que provee el Departamento de Educación. Además, varios de los menores residen en las zonas aledañas al Caño Martín Peña que son vulnerables a inundaciones. Con frecuencia, debido a las lluvias, los encargados de los alumnos se ven obligados a interrumpir su tiempo de clase, ya que la seguridad para llegar a casa se convierte en una prioridad, lo que complica el proceso educativo para Caballero Vargas.
Muchacha, en mi salón nada más hay como tres estudiantes que me pueden llegar tarde o irse temprano porque, cuando llueve, no pueden salir de sus hogares o sus papás los vienen a buscar. Mira nada más cómo se inunda el patio de la escuela.
Justo comenzó a llover torrencialmente esa tarde. A consecuencia, la zona al aire libre del plantel se llenó de agua. Luego de unos veinte minutos, tal cual mencionó la maestra, tres de sus estudiantes dejaron su clase de inglés a medias porque sus parientes los removieron del salón debido a la lluvia.
Pero adentro, en su salón, suele ganar la calidez con las paredes decoradas con pegatinas y coloridos carteles educativos. Milber procura crear un ambiente acogedor para sus estudiantes.
Mira señor Panchito, por favor, siéntese bien. ¿Tienes calor? ¿Por eso estás inquieto?
La maestra llamó la atención con un tono suave mientras ajustaba, en dirección al niño, uno de los nueve abanicos de pedestal que tiene en su salón para que pudiera disfrutar la clase sin distraerse por el calor y la humedad que suelen cubrir la zona. No hizo falta nada más para que, en efecto, el niño retomara su atención en clase; la brisa lo mantuvo cómodo y concentrado.
No suelo elevar la voz, porque no me gusta, y sé que muchos de mis niños están acostumbrados a eso. Quiero darles un ambiente más tranquilo en mi salón.
Milber se comunica con una dulzura que refleja el respeto y la conexión que tiene con su comunidad y estudiantes. Es consciente de que no todos sus alumnos cuentan con los recursos necesarios para apoyar su educación, pero reconoce el esfuerzo incansable de los padres que buscan brindar lo mejor a sus hijos.
Su aula refleja la diversidad y las complejidades del mismo Santurce, que se ha convertido en una zona de oportunidades para inmigrantes, particularmente dominicanos. Milber cuenta que esto puede levantar ciertas barreras culturales debido a la diferencia de costumbres y expresiones. No obstante, partiendo de la empatía, Milber aprovecha cada conversación para crear un lazo de confianza e inclusión, donde los padres se sientan cómodos y satisfechos con la educación que brinda a sus hijos e hijas.
La maestra también ha logrado incorporar la conciencia ambiental en su enseñanza. A través de iniciativas con el G8, una entidad comunitaria sin fines de lucro que agrupa a las ocho comunidades aledañas al Caño Martín Peña, involucra a sus estudiantes en proyectos que buscan mejorar su escuela, mientras les enseña sobre la importancia del Caño y su ecosistema. Esta combinación de aprendizaje y acción no solo les ofrece una experiencia educativa, sino que también fomenta en ellos un sentido de responsabilidad social que los anima a cuidar y proteger el medio ambiente. Así, Milber ayuda a transformar el plantel en un espacio donde la educación va de la mano con el compromiso comunitario.
Con sus métodos y amabilidad, Milber ha conseguido transformar cada obstáculo en una oportunidad. Su enfoque proactivo no solo les prepara para sobreponerse a las adversidades, sino que también crea el espacio para desarrollar una actitud resiliente que llevarán consigo a lo largo de sus vidas. El respeto y cariño con el que sus estudiantes se dirigen hacia ella es reflejo de su labor y entrega. Al cerrar cada año escolar, Caballero no sólo despide a sus alumnos; también les deja la certeza de que, a pesar de las dificultades, siempre hay un camino hacia el futuro.
Lee más sobre Voces del Caño en esta serie de publicaciones: