Los “estamos bien de Puerto Rico”: retos de nuestra economía | inSagrado

Los “estamos bien de Puerto Rico”: retos de nuestra economía

Como parte de la celebración de la Semana del Economista, la profesora y presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico, Alba J. Brugueras Fabre, presenta un análisis sobre los retos actuales de la economía local en la serie Los “estamos bien de Puerto Rico” .

Por Alba J. Brugueras Fabre
Profesora del Departamento de Administración de Empresas
Presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico 

Puerto Rico vive momentos traumáticos para la institucionalidad.  La inestabilidad política tiene un alto costo económico inmediato que tendrá efectos a largo plazo. Igual de preocupante es el costo de la corrupción en la credibilidad y en la recuperación del País. 

Un gobierno con una percepción generalizada de corrupción pierde las herramientas para atraer inversión robusta y abre las puertas a especuladores del sector privado que invierten en lugares con alto riesgo. Esto sin contar el efecto que tiene en los mercados y lo que representa para el proceso de restructuración de la deuda de Puerto Rico. La corrupción es un impuesto a nuestro desarrollo económico y a nuestras posibilidades de salir de la crisis. Veamos otros retos que debemos atender de manera urgente.

La Profa. Alba Brugueras Fabre presenta un análisis de varios de los retos que enfrenta la economía local. Foto suministrada

Enfrentamos una peligrosa baja poblacional que hace difícil la recuperación a corto plazo. Entre los años 2010 y 2017 Puerto Rico perdió 388,980 personas. En ese mismo año nacieron menos personas que los que fallecieron. A esto debemos añadir la baja participación laboral, a pesar de la baja en la tasa de desempleo. De hecho, el gobierno tiene 92 mil empleos menos que hace 10 años, y el empleo en manufactura ha perdido cerca del 50% de sus empleos en 18 años. 

Estos datos van acordes con la baja acumulada de casi un 20% de la producción de nuestra economía en 10 años. A pesar de esto, la deuda en este periodo se ha disparado, cubriendo así la totalidad de nuestro producto bruto y un poco más. En otras palabras, de cada dólar que producimos lo entregamos completo a la deuda y todavía nos faltan tres centavos. ¿Cómo se manejará la reestructuración de las obligaciones generales del estado? Eso está por verse en este proceso.

Esto nos lleva a la estructura de PROMESA y la Junta de Supervisión Fiscal (JSF). En el tercer año de esta ley, todavía no se ha logrado balancear ningún presupuesto de los cuatros necesarios para la salida del ente. Tampoco estamos más cerca hoy de regresar a los mercados para tomar prestado con tasas favorables. Además de que no ha habido voluntad ni interés de parte del Congreso de ejecutar las recomendaciones del estudio congresional comisionado en la aprobación de dicho estatuto. 

La salida de la crisis tiene que ser forjada desde Puerto Rico, con muy poca o casi ninguna ayuda del Congreso. Según los planes fiscales publicados, el crecimiento positivo corto que se vislumbra está amarrado a los fondos federales asignados a la recuperación, sin embargo, estos en su mayoría están destinados al sector de la vivienda. Estos fondos no son recurrentes, y sólo si los utilizamos de manera estratégica lograremos un crecimiento que perdure por más años. 

Otro reto es la débil experiencia en los sectores económicos ya frágiles, como la industria de la construcción, bienes raíces y ventas al detal. Existe un alto inventario en bienes raíces custodiado por la banca y un leve crecimiento en algunos sectores de ventas al detal. Asimismo, la venta de autos nuevos comparado con los reposeídos por los bancos, el número de quiebras radicadas de individuos y negocios, y menos negocios en el país, según el Censo Económico Federal, siguen siendo sectores donde coexiste la incertidumbre. 

No hay una varita mágica para resolver o atender estos retos. Los países han tomado diferentes rutas. Algunos buscan la inversión extranjera directa, y la entrada de nuevas empresas multinacionales, otros se enfocan en la creación y fortalecimiento de las pequeñas empresas, o en la innovación, la transferencia de conocimiento y la tecnología. 

Nuestra decisión podría estar alrededor del fortalecimiento del mercado laboral y el sector externo o tal vez una ruta que incluya incentivar a los propietarios locales de tierras y edificios para la rehabilitación, y la producción de estos espacios. Cualquier ruta que seleccionemos para revitalizar nuestra economía, debemos ver y entender estos problemas como estructurales. Tenemos una necesidad inmediata de buscar soluciones claras, eficaces y solidarias que promuevan la competitividad, el crecimiento y el desarrollo económico sostenible del País. 


Esta nota forma parte de la serie Los “estamos bien de Puerto Rico”  retos y oportunidades, trabajada por la profesora del Departamento de Administración de Empresas y presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico, Alba Brugueras Fabre.

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